miércoles, 30 de julio de 2014

Miradas de cine


Los extraordinarios ojos azules de Henry Fonda destacaban ya en el cine en blanco y negro. Con ellos, el actor nos supo transmitir tanto la dignidad de Tom Joad como la angustia de Manny Balestrero o la integridad del Jurado Nº8. O la crueldad sin límites de su malvado Frank. Impresionante mirada de cualquiera de las maneras.


Los ojos de Bette Davis… O los ojos de Regina Giddens, Margo Channing, Apple Annie o Baby Jane. Míticos ojos de la gran pantalla.


Clint Eastwood, la mirada más atractiva del spaguetti western, con el permiso de Lee Van Cleef, Gian María Volonté y Aldo Sanbrell. Eastwood también nos atrapó con su mirada a través de otros personajes como Harry Calahan, Bill Munny o su maravilloso Robert Kincaid.


Michael Caine o la mirada inteligente del cine. Alfie, Milo Tindle, Peachy Carnehan, Elliot, Lloyd Fellows, Scrooge…Todos ellos genuinos personajes a través de un extraordinario actor, un hombre maravilloso, una inteligentísima mirada. 


Conocimos la excepcional mirada de Elizabeth Taylor ya en su más tierna infancia, como amiga de Lassie o como compañera de Jane Eyre. Después, esos mismos ojos siguieron luciendo en violeta a través de personajes como Amy March, la Rebeca de Ivanhoe o la mismísima Cleopatra.


La cristalina mirada de Peter O’Toole nos acercó a figuras tan legendarias como Enrique II, Lord Jim, Don Quijote, Robinson Crusoe… y, por supuesto, Lawrence de Arabia.


Steve McQueen… La mirada de Vin Tanner, de Hilts, de Cincinnati Kid, de Thomas Crown, de Bullit, de Michael Delaney, de Junior Bonner, de Papillon… Pues eso, Steve McQueen.


Espectacular belleza de una más que expresiva mirada, Claudia Cardinale nos llegó a hipnotizar, literalmente, a través de inolvidables personajes femeninos como su Ginetta entre los hermanos de Rocco, su Angelica entre Tancredi y Fabrizio o su maravillosa Jill del lejano Oeste.


Y, cómo no, Paul Newman, una mirada realmente maravillosa a la que admiramos a través de personajes tan clásicos de la historia del cine como Eddie Felson, Chance Wayne, Luke Jackson, Butch Cassidy, Henry Gondorff o Frank Galvin. Una preciosa mirada que, además, nos sonreía.

sábado, 5 de julio de 2014

Kate y Cary, Grant y Hepburn

En 1935, Katharine Hepburn y Cary Grant coincidían por vez primera en “La gran aventura de Sylvia” (Sylvia Scarlett), producción de Pandro S. Berman para Radio Pictures que era estrenada en Nueva York el 12 de diciembre del citado año. 


George Cukor, no podía ser otro, dirigía esta historia que contaba con un guión de Gladys Unger, John Collier y Mortimer Offner basado en “The early life and adventures of Sylvia Scarlett”, novela escrita en 1918 por el autor escocés Compton Mackenzie.

Durante el rodaje de esta película, el empresario y productor cinematográfico Howard Hughes visitaba el set de rodaje para saludar a Cary Grant. Hughes quedaba encantado al conocer a Katharine Hepburn. El resto es ya historia del cine.


Katharine Hepburn nacía en Hartford, Connecticut (USA) el 12 de mayo de 1907. Más adelante, en 1928, se graduaría en el Bryn Mawr College, Bryn Mawr (Pennsylvania) con una licenciatura en historia y filosofía.


Cary Grant nacía en Horfield, Bristol (Inglaterra) el 18 de enero de 1904. A los catorce años dejaba el colegio pero sería un voraz lector a lo largo de toda su vida.

El debut cinematográfico de Katharine fue en 1932 con “Doble sacrificio”, título al que seguirían otros clásicos como “Gloria de un día”, “Las cuatro hermanitas”, “Sangre gitana” o “Sueños de juventud”.

Cary debutaba a toda pantalla, también en 1932, con “Ésta es la noche”, título al que seguirían otros clásicos como “La Venus rubia”, “Lady Lou” “No soy ningún ángel” o “Alicia en el país de las maravillas”.


Tras coincidir por vez primera con Grant en “La gran aventura de Sylvia”, Katharine Hepburn aparecía, entre otras películas, en “María Estuardo”, “Olivia” y “Damas del teatro”.


Por su parte, Cary intervenía, entre otros títulos, en “Suzy”, “Una pareja invisible” y “La pícara puritana”…

… Y llegaba así para ambos la oportunidad de protagonizar la película que sería su descubrimiento como una de las mejores parejas de la gran pantalla. Sí, mis queridos espectadores, lo habéis adivinado…


En 1938, un sublime Howard Hawks dirigía a Hepburn y a Grant en “La fiera de mi niña” (Bringing up Baby), divertidísima historia escrita por Dudley Nichols y Hagar Wilde que tomaba como base “Bringing up Baby”, relato corto del propio Wilde que era publicado un año antes en el magazine Collier’s Weekly.

Katharine Hepburn, Cary Grant y unos también geniales Charles Ruggles, Barry Fitzgerald, May Robson y Walter Catlett formaban el reparto principal de esta producción de Howard Hawks para RKO Radio Pictures que se estrenaba en San Francisco el 16 de febrero del citado año.




Hawks modeló el personaje de Grant al estilo de las comedias de Harold Lloyd, incluyendo el mismo tipo de gafas. Katharine no había hecho comedia anteriormente así que se puso manos a la obra con la ayuda de Howard y Cary, excelentes maestros en la materia. Eso sí, ella se llevaba a las mil maravillas con el leopardo, Baby, quien en el relato original era una pantera.

Inmediatamente después, Hepburn y Grant volvían a formar pareja en “Vivir para gozar” (Holiday), una preciosa película en la que eran maravillosamente dirigidos, de nuevo, por George Cukor y arropados en el reparto por unos también magníficos Doris Nolan, Lew Ayres y Edward Everett Horton.




Producción de Everett Riskin para Columbia Pictures estrenada el 15 de Junio de 1938, contaba además con un más que correcto guión firmado por Donald Ogden Stewart y Sidney Buchman que estaba basado en la obra homónima de 1928 del dramaturgo americano Philip Barry.

En la obra original de Broadway, Katharine era la suplente de Hope Williams en el papel principal de Linda Seton. Donald Ogden Stewart, el guionista de la versión cinematográfica, interpretaba también un papel en la obra original de Broadway.

Tras “Vivir para gozar”, Cary Grant rodó otros títulos como “Gunga Din”, “Sólo los ángeles tienen alas”, “Luna nueva” o “Mi mujer favorita”. Katharine, por el contrario, no reaparecería en la gran pantalla hasta 1940, año en que ambos volvían a coincidir en otro gran clásico de la comedia americana…




Sí, lo habéis vuelto a adivinar. “Historias de Filadelfia” (The Philadelphia Story), una vez más bajo la magistral dirección de George Cukor. Inolvidable producción de Joseph Leo Mankiewicz para Metro-Goldwyn-Mayer, estrenada el 26 de diciembre de 1940 y protagonizada por Katharine, Cary y unos también exquisitos James Stewart, Ruth Hussey, John Howard, Roland Young, Mary Nash y Virginia Weidler.

Donald Ogden Stewart firmaba el extraordinario guión que se basaba en la obra homónima de Philip Barry. Donald aseguraba que la obra original era tan perfecta que su adaptación había sido el trabajo más fácil que había realizado para Hollywood.

Katharine había protagonizado anteriormente en Broadway la obra de teatro original compartiendo cartel con Joseph Cotten y Van Heflin. Para la película, a  Cary se le dio a elegir entre los dos papeles protagonistas. Y escogió, sorprendentemente, el que aparecía menos en pantalla. 

Katharine Hepburn y Cary Grant... Cuatro títulos juntos, cuatro clásicos de la historia del cine.


Ah, ¿que queréis saber más cosas sobre ellos? Vale, vale, pues rebusco, rebusco, a ver qué me encuentro…

Os puedo contar que Katharine fue firmemente considerada para interpretar a Scarlett O’Hara y que, más adelante, hizo de dama de honor en la boda de Vivien Leigh y Laurence Olivier. O que era por todos reconocida como buena golfista, tenista y nadadora. Y por conducir la mar de bien su bicicleta por Manhattan. 


También os cuento que, en sus rodajes, era ella la que finalmente hacía todas las acrobacias requeridas porque nunca lo hacía lo suficientemente bien la especialista de turno. Y que era la actriz favorita de Bette Davis. Ya ves tú. 

Y de Cary queréis también saber más, ¿verdad? Os cuento, os cuento…


Ian Fleming modeló su James Bond con Grant en mente pero el actor rechazó interpretarlo en la pantalla por considerarse demasiado mayor para ese papel. También le fueron ofrecidos los protagonistas de títulos como “Ha nacido una estrella”, “Lolita”, “Ladrón de bicicletas” o “My fair lady”. Y fue un gran fan de Elvis Presley. 

Kate y Cary, Grant y Hepburn. Belleza, naturalidad, elegancia, buen hacer, simpatía, clase… ¿Acaso existe una pareja mejor?