miércoles, 27 de abril de 2011

Los cañones de Navarone

Segunda Guerra Mundial. Sobre la sólida roca de un acantilado se alza una inexpugnable fortaleza del ejército alemán donde se esconden los poderosos cañones de Navarone. Puesto que controlan un estratégico canal del Mar Egeo, es preciso que los cañones sean destruídos. Un comando especializado es reclutado para esta dura misión…


En 1957, Columbia Pictures adquirió los derechos cinematográficos de la novela “The guns of Navarone”, escrita ese mismo año por el novelista escocés Alistair MacLean. Y un año más tarde, los estudios anunciaban su propósito de llevarla a la gran pantalla.

Invirtiendo en el proyecto un presupuesto de seis millones de dólares, el más elevado hasta aquella fecha, se contrató para llevarlo a cabo a Carl Foreman, productor y guionista estadounidense que ya había conseguido grandes triunfos con títulos como “Solo ante el peligro” o “El puente sobre el río Kwai”.

Oswald Morris, prestigioso director de fotografía de titulos como “Lolita”, “El violinista en el tejado”, “El hombre que pudo reinar” o “Cristal Oscuro”, también se unía a este magnífico proyecto.


J. Lee Thompson, director inglés que ya había dejado en la historia del cine títulos como “La bahía del tigre” o “La India en llamas”, fue finalmente el asignado para llevar a buen término “Los cañones de Navarone”, si bien también participó en ella Alexander Mackendrick, aunque no llegó a figurar en los títulos de crédito.

Y llegó la difícil elección de un reparto que estuviera a la altura de un proyecto de tales características.

Para el papel principal del Capitán Mallory, se barajaron en un principio nombres como los de Rock Hudson o Cary Grant. Y William Holden, que fue desestimado por pedir, aparte de su salario, el diez por ciento de los ingresos brutos que generara el film.


Con lo que le llegó el turno a Gregory Peck, ya considerado entonces como una gran estrella cinematográfica con treinta títulos en su carrera. Acertada elección final, al aportarle Peck al papel crucial de su personaje en esta arriesgada misión una impresionante presencia que encajaba perfectamente con lo que requería su Capitán Mallory.


Para el personaje del cabo Miller, fueron considerados en un primer momento Alec Guinness y Dean Martin. Finalmente, el actor elegido fue David Niven, quien también se había hecho ya un sitio de honor en el estrellato cinematográfico. Curiosamente, Niven no se sintió en un principio muy apropiado para este papel, al que se le otorgaron pequeños detalles cómicos que el actor plasmó con auténtica naturalidad.

Más adelante, Niven aseguró considerar su personaje en “Los cañones de Navarone” como uno de los mejores de su carrera. Veintiun años más tarde, el actor volvió a compartir reparto con Gregory Peck en “Lobos marinos”.


Completaba el trío estelar Anthony Quinn, otra gran figura ya por entonces del universo fílmico al que directamente se le asignó el personaje de Andreas Stavros. Y qué decir de Anthony Quinn. Uno de los actores más camaleónicos de la historia del cine y uno de los más imprescindibles.


Como era de esperar, Quinn realizó aquí una maravillosa creación de su personaje, una auténtica delicia para el espectador cinéfilo.


El reparto se redondeaba con nombres como Anthony Quayle, Stanley Baker, James Darren o Richard Harris. Y para aumentar el tirón de taquilla de la película, Carl Foreman, con el permiso de Alistair MacLean, creó dos personajes femeninos para la historia. Irene Papas y Gia Scala daban la talla en sus respectivas interpretaciones.

Y un último personaje, muy principal, en “Los cañones de Navarone“ le ponía la guinda al suculento pastel. Un personaje que envolvía mágicamente a la historia, al reparto, a las imágenes…


La magistral banda sonora de Dimitri Tiomkin, sin duda una de las más completas y más bellas de toda la historia del cine. Maravillosa música que se encuentra muy presente en todo el metraje de la cinta y que se funde con la historia recalcando la grandeza de la misión de sus protagonistas.


En 1960 comenzó el rodaje de “Los cañones de Navarone”. El lugar elegido fue la isla griega de Rodas y la filmación de los interiores tuvo lugar en los estudios Shepperton de Londres.

Para la famosa secuencia de la tormenta se utilizó una pequeña barca metida en un tanque dentro del propio estudio. Y para el momento cumbre de la película, la destrucción de los cañones, el director artístico Geoffrey Drake diseñó una “cueva” equipada hasta con ascensores, que se construyó a tamaño real (90 metros de alto) en el aparcamiento trasero de los estudios Shepperton.


Los cañones de Navarone” (The guns of Navarone) se estrenaba en Londres el 27 de Abril de 1961.

La película fue acogida por la crítica con un entusiasmo unánime. Y el público espectador la convirtió en la película más taquillera de ese año al recaudar trece millones de dólares únicamente en Norte América. En el resto del mundo, esta cantidad se duplicó.


Galardonada con el Oscar a los mejores efectos especiales, fue además nominada como mejor película, director, guión adaptado, montaje, banda sonora y sonido.

Los Globos de Oro también la premiaron como mejor película y mejor banda sonora, nominando además a su director. Y la magistral música de Dimitri Tiomkin fue candidata en los Premios Grammy.

Los cañones de Navarone, de Carl Foreman, es una de las mejores películas de 1961. Puede contarse con toda justicia entre las mejores películas de todos los tiempos"
(Los Ángeles Times, 1961)

domingo, 24 de abril de 2011

Guapísimos a toda pantalla

Robert Redford no quería ser el típico guapo, el niño mimado.
Pero es que, es tan guapo…
(SYDNEY POLLACK)


Guapísimo, rubísimo, tremendamente sexy, buen actor y director, muy comprometido con el buen cine, declarado defensor de la Naturaleza, tremendamente romántico, atractivísimo, dueño de una sonrisa de las que quitan el hipo … Bueno, que me pierdo, si es que Robert Redford es mi chico ideal…“Descalzos por el parque”, “El jinete eléctrico”, “Las aventuras de Jeremiah Johnson”, “Tal como éramos”, “El gran Gatsby”, “Memorias de Africa”, “Dos hombres y un destino”,  “Todos los hombres del Presidente“,
“El golpe”, “Brubaker"… Un diamante al rojo vivo.


Yo es que hablo de Robert Redford y me aparece Paul Newman… Mi pareja favorita de la gran pantalla. Newman nos regaló su enorme profesionalidad como actor en una larga serie de personajes para la historia del cine. Eddie Felson en “El buscavidas” y “El color del dinero”, Butch Cassidy y  Henry Gondorff en los dos títulos que compartió con Redford, Luke Jackson en “La leyenda del indomable”, Frank Galvin en “Veredicto final” o Sully Sullivan en “Ni un pelo de tonto”.  Y añadiendo a esto su maravillosa mirada y su espectacular sonrisa.


Cary Grant consiguió su lugar de honor en la comedia clásica americana gracias a grandes títulos del género como “La pícara puritana”, “La fiera de mi niña”, “Mi mujer favorita”, “Historias de Filadelfia”, “Arsénico por compasión”, “La mujer del obispo”, “Operación Pacífico” o “Me siento rejuvecer”. Y esto con un físico impecable. Pero también supo ponerse a la altura de Hitchcock y del mejor drama con “Un corazón en peligro”. Su última película para el cine, “Apartamento para tres”, estaba hecha a su medida.
 

Galán indiscutible de la gran pantalla, a la vista está por qué, Gregory Peck nos dejó grandes clásicos como “El hombre del traje gris”, “Los cañones de Navarone”, “Mi desconfiada esposa” o “El hidalgo de los mares”. Y personajes inolvidables como su Joe Bradley de “Vacaciones en Roma”, su Philip Green de “La barrera invisible” o su Jim McKay de “Horizontes de grandeza”. Y, por supuesto,  su  Atticus Finch de “Matar a un ruiseñor”.


Al comienzo de su carrera, Montgomery Clift fue dirigido por Fred Zinnemann en “Los ángeles perdidos”, por Howard Hawks en “Río Rojo” y por William Wyler en “La heredera”. Luego vendrían  “Estación Termini”, “Yo confieso” o “Vidas rebeldes”. Y tres interpretaciones memorables para la historia del cine, “Un lugar en el sol”, “De aquí a la eternidad” y “Vencedores o vencidos”. Porque, además de guapísimo, Monty era un gran actor.


William Holden quedará en la historia del cine por clásicos como “El crepúsculo de los dioses”, “Nacida ayer”, “Traidor en el infierno”, “Sabrina”, “El puente sobre el río Kwai” o “Grupo salvaje”. Y por ser, sin duda alguna, uno de los actores más guapos y simpáticos de la gran pantalla. Y más sexys, porque lo que es yo, en “Picnic”, cuando salía en plano Holden ni siquiera veía a Kim Novak, y eso ya es ver poco…
 

Apasionado tanto de la actuación como de las motos y las carreras de coches, el guapísimo Steve McQueen nos obsequió con memorables e impecables interpretaciones de sus personajes en títulos como “La gran evasión”, “El rey del juego”, “Bullit” o “Papillon”… Inolvidable y magnífico McQueen.
 

Maravilloso en su papel de Rocco en la magnífica “Rocco y sus hermanos” y más que correcto como Tom Ripley en “A pleno sol”, Alain Delon pasará también a la historia del cine como uno de los actores de físico más impresionante. También formó parte de otros grandes títulos como “El gatopardo”, “Borsalino” o “¿Arde París?”.


Tras participar en “El dia más largo”, Sean Connery nos dejó impresionados con su imponente físico en “Agente 007 contra el doctor No”, tanto que ningún otro actor ha superado a su James Bond. Y esta perfecta fisonomía no le ha abandonado en toda su carrera cinematografíca. “Marnie, la ladrona”, “La colina”, “El hombre que pudo reinar”, “Cinco días, un verano”, “Los inmortales”, “El nombre de la rosa”, “Los intocables de Eliot Ness”, “Descubriendo a Forrester”… Pero qué hombre más guapo, qué barbaridad…


Como Mario Girotti, su verdadero nombre, inició su carrera cinematográfica este guapísimo veneciano que sería conocido más tarde como Terence Hill. Inseparable compañero cinematográfico de Bud Spencer, también participó en solitario en títulos hoy tan conocidos como “El gatopardo”, “Anibal” o “Mi nombre es ninguno”. Y pasará también a la historia del cine como el mejor devorador de platos de judías del lejano Oeste.


Otro guapo de la gran pantalla que tan pronto protagonizaba westerns como “Cometieron dos errores”, “Dos mulas y una mujer” o “El jinete pálido”, como interpretaba personajes que tiraban de taquilla como su sucio Harry Callahan o su Frank Morris de “Fuga de Alcatraz”. O se nos ponía a cantar en “La leyenda de la ciudad sin nombre” o “Aventurero de medianoche”. Nos regaló, además, su maravillosa trilogía con Sergio Leone, mi Clint Eastwood favorito como actor, y nos ha demostrado con creces ser un fuera de serie detrás de la cámara.


Tras ser dirigido por el mismísimo George Lucas en “American Graffiti”, Harrison Ford saltó a la fama como el guapísimo Han Solo de “La guerra de las galaxias”. Y de ahí hasta ahora, con títulos tan reconocidos en la historia del cine como “Blade Runner”, “Único testigo”, “Frenético”, “Presunto inocente” o “Caprichos del destino”. Y, por supuesto, Indiana Jones, otro personaje imprescindible en su filmografía.


A Gary Cooper, otro galán indiscutible del cine clásico, le pudimos ver en westerns de calidad como “El forastero” o “Solo ante el peligro”, películas clásicas de aventuras como “Beau Geste”, “La jungla en armas”, “Tres lanceros bengalíes” o “Misterio en el barco perdido”, y en deliciosas comedias como “El secreto de vivir” o “Bola de fuego” . Y qué bien daba Cooper siempre en pantalla.


Uno de nuestros actores más internacionales, si no nuestro mejor actor, Francisco Rabal pronto destacó también en la gran pantalla por su impresionante físico y por su enorme profesionalidad ante las cámaras. “Historias de la radio”, “La pícara molinera” o “Viridiana” conformaron su primera etapa en la historia del cine español, en la que aún ya siendo buen actor fue mejorando como el buen vino en títulos como “La colmena”, “Epílogo”, “Los santos inocentes”, “Luces de bohemia” o “La hora bruja”. Y hacia el final de su carrera, un abuelo maravilloso en “Pajarico” y un personaje televisivo de antología en la serie “Juncal”.


Guapísimo, altísimo, correctísimo, todo un señor, personalísimo, de increíble mirada, de impresionante sonrisa, tremendamente elegante… Vale, ya me centro. Conocido en el mundo del cine como “One-take Fonda” debido a que las escenas en las que participaba solían requerir tan sólo una toma de rodaje, Henry Fonda nos ha dejado interpretaciones memorables y personajes inolvidables a lo largo de toda su carrera. “Jezabel”, “Las uvas de la ira”, “Pasión de los fuertes”, “Fort Apache”, “Escala en Hawai”, “Falso culpable”, “Doce hombres sin piedad”, “El destino también juega”, “El día de los tramposos”, “Hasta que llegó su hora”, “La batalla de Midway”, “En el estanque dorado”… Un grandísimo actor para la historia del cine con un físico igual de impresionante.


Y es que, casi parafraseando al guapísimo Johnny Hooker en “El golpe”,
la belleza exterior no es suficiente, pero… ¡ayuda!

jueves, 21 de abril de 2011

Doce hombres sin piedad

En la sala del jurado, los doce personajes se encuentran identificados por sus números, sentados en riguroso orden alrededor de una mesa. Sólo llegamos a conocer, al final del metraje, el nombre de dos de ellos. Del resto no llegamos a conocer sus nombres, aunque sí algunas de sus respectivas profesiones...


En 1954, Henry Fonda quedó gratamente impresionado tras ver en el espacio televisivo “Studio 1” la obra “Twelve angry men”, dirigida en este caso por Franklin J. Schaffner. El actor pidió entonces personalmente a Sidney Lumet que se encargara de su adaptación al cine.

Sidney Lumet debutaba así en la gran pantalla con esta maravillosa historia, aplicando en ella una impecable profesionalidad adquirida en su fructífera carrera en el medio televisivo.
 

La película fue producida por el propio Fonda, en colaboración con Reginald Rose (autor también de la obra televisiva) y George Justin. Redondeaban este proyecto una envolvente banda sonora firmada por Kenyon Hopkins, compositor americano de otras joyas musicales como “Baby Doll”, “El buscavidas”, “Propiedad condenada” o la mítica serie “La extraña pareja”, y una inmejorable fotografía de Boris Kaufman, artista de la imagen en títulos cinematográficos como “La ley del silencio”, “Esplendor en la hierba” o “Larga jornada hacia la noche”.

Proyecto que ya se convertía en perfecto con el maravilloso guión de Reginald Rose, responsable también del texto que aparecía en la versión televisiva que conquistó a Henry Fonda.


Al igual que Lumet, Reginald Rose llevaba también tras de sí una prolífica carrera televisiva. “Doce hombres sin piedad” era su segundo trabajo para el cine y seguiría trabajando después principalmente para la pequeña pantalla, aunque nos regaló también títulos cinematográficos como “Patos salvajes”, “Lobos marinos” o “Mi vida es mía”.


JURADO Nº1  MARTIN BALSAM Procedente del mundo televisivo, apareció en “La ley del silencio” antes de llevar a cabo su magnífica interpretación como el jurado moderador de la sala. Después le seguiríamos viendo en “Psicosis”, “Desayuno con diamantes”, “El cabo del terror”, “Pequeño gran hombre”, “Todos los hombres del Presidente” o “Asesinato en el Orient Express”, en esta última dirigido de nuevo por Sidney Lumet.


JURADO Nº2  JOHN FIEDLER Tras aparecer tan sólo en dos episodios de una serie televisiva, debutó en la gran pantalla con esta película. Intervino después en un gran número de series para la pequeña pantalla y participó en títulos cinematográficos como “Bésame, tonto”, “Valor de ley” o ”La extraña pareja”. Y le prestó su voz al personaje de Piglet de los cortos de “Winnie the Pooh” y a otros personajes de las películas de Walt Disney.
 

JURADO Nº3  LEE J. COBB Ya reconocido actor del mejor cine clásico, donde debutó en 1934, pudimos verle en “La ciudad de los muchachos”, “La canción de Bernadette”, “La ley del silencio” o “El hombre del traje gris” antes de regalarnos su magnífica creación como miembro del jurado. Después, le seguimos viendo en “Chicago, años 30”, “Éxodo” o “La conquista del Oeste”.
 

JURADO Nº4  E.G. MARSHALL También veterano actor televisivo y de la gran pantalla, donde debutó en 1945 y donde nos dejó títulos como “El motín del Caine”, “Lanza rota” o “El cáliz de plata” antes de “Doce hombres sin piedad”. Después seguiría alternando el mundo televisivo con títulos cinematográficos como “Impulso criminal”, “La jauría humana” o “Tora, Tora, Tora”.


Sidney Lumet tuvo a los doce actores en la misma habitación durante horas, ensayando una y otra vez sus respectivos papeles. Su objetivo era darle un carácter real al hecho de estar encerrados un largo tiempo en una misma habitación con un mismo número de personas. De hecho, exceptuando tres minutos del metraje total, el resto tuvo como único escenario el interior de la sala del jurado.


JURADO Nº5  JACK KLUGMAN Actor esencialmente televisivo que hacía aquí su segunda interpretación cinematográfica. Participó en un gran número de series para la pequeña pantalla y en títulos cinematográficos como “Desayuno con diamantes” o “El detective”. Y se nos hizo un rostro tremendamente familiar en el papel de Oscar Madison para la serie “La extraña pareja” junto al entrañable Tony Randall dando vida, claro, a Felix Unger.


JURADO Nº6  EDWARD BINNS Reconocido actor de televisión, donde empezó a principios de los años 50, siguió después de esta película apareciendo en la pequeña pantalla y participando en títulos cinematográficos como “Ella, él y Asta”, “Con la muerte en los talones” o “Vencedores o vencidos”, volviendo a ser dirigido por Sidney Lumet en “Punto límite” y “Veredicto final”.


JURADO Nº7  JACK WARDEN Actor clásico de los de toda la vida, debutó en 1950 en la gran pantalla en un pequeño papel de “La jungla de asfalto”, iniciando así una larga trayectoria televisiva y cinematográfica con otros títulos fílmicos como “De aquí a la eternidad” o “Donde la ciudad termina”. Tras bordar su personaje en “Doce hombres sin piedad”, se mantuvo un tiempo en el mundo televisivo para aparecer después en películas como “La taberna del irlandés”, “Todos los hombres del Presidente”, “El cielo puede esperar” o “Veredicto final”, de nuevo a las órdenes de Lumet.


JURADO Nº8  HENRY FONDA Henry llevaba ya un total de 44 títulos para la gran pantalla cuando dio vida a este maravilloso personaje. También llevaba a sus espaldas una fructífera y exitosa experiencia en el escenario teatral, su verdadera pasión y motivo fundamental que le impulsó a hacer realidad este proyecto, ya que fue rodado con la misma técnica de una obra teatral. Su personaje en la película viste simbólicamente de blanco durante todo el metraje. Más adelante, volvió a ser dirigido por Sidney Lumet en “Punto límite”.


En los primeros momentos de la película, Lumet posiciona las cámaras por encima del nivel del ojo para dar la apariencia de una mayor distancia entre los sujetos. Conforme avanza el metraje, se va deslizando la posición de las cámaras al nivel del ojo, creando un mayor acercamiento entre los miembros del jurado. Ya en los tramos finales del film, la posición de las cámaras está por debajo de ese nivel, de modo que los fondos parecen acercarse a los personajes, consiguiendo una mayor sensación de claustrofobia.


JURADO Nº9  JOSEPH SWEENEY Debutó en el cine mudo en 1918, y se hizo sobre todo un rostro conocido de la pequeña pantalla gracias a su aparición en multitud de series, aunque también intervino en títulos cinematográficos como “Historias de Filadelfia”, “El hombre del traje gris” o “Llega un pistolero” antes de interpretar su sabio personaje en esta película, mismo papel que ya hiciera en la versión televisiva de 1954.


JURADO Nº10  ED BEGLEY Actor también clásico de la gran pantalla, donde debutó en 1947, participó en títulos como “Niñera moderna”, “La calle sin nombre” o “Voces de muerte” así como en diversidad de series televisivas antes de dar vida a su genuino hombre del jurado. Después, seguiría principalmente apareciendo en la pequeña pantalla y en ilustres títulos cinematográficos como “Dulce pájaro de juventud”, “Los malvados de Firecreek” o “Cometieron dos errores”.


JURADO Nº11  GEORGE VOSKOVEC  Actor también más televisivo que cinematográfico, participó en películas como ”La dama de Trinidad” o “La novia de acero” antes de dar vida a su conciliador personaje de “Doce hombres sin piedad”, papel que, al igual que Joseph Sweeney, ya había interpretado en la versión televisiva de 1954. Después, vendrían más series, y títulos cinematográficos como “El vengador sin piedad”, “Una mujer marcada” o “El espía que surgió del frío”.


JURADO Nº12  ROBERT WEBBER Actor también de la pequeña pantalla que hacía con esta película su segunda incursión cinematográfica. Más adelante, sin salirse del mundo televisivo, intervino en títulos de películas como “Castillos en la arena”, “Harper, investigador privado”, “Doce del patíbulo” o “La venganza de la pantera rosa”.


Tras un programa de ensayo riguroso y una impecable precisión, la película fue rodada en menos de tres semanas. La dirección del film fue realmente maestra. La interpretación de los doce actores, antológica.


El 10 de Abril de 1957 se estrenaba “Doce hombres sin piedad” (12 angry men), una de las más reconocidas e imprescindibles obras maestras de la historia del cine.

A pesar de los numerosos elogios que recibió de la crítica, “Doce hombres sin piedad” no fue un éxito de taquilla en el momento de su estreno. La película no obtuvo un beneficio extra, con lo que Fonda no recibió un salario adicional como productor.

No obstante, “Doce hombres sin piedad” fue siempre considerada por el actor como una de las tres películas mejor hechas de su filmografía, junto a “Incidente en Ox-Bow” y, por supuesto, “Las uvas de la ira”.


Sí fue la cinta, sin embargo, bien reconocida con una gran cantidad de premios y nominaciones a nivel mundial. Y aunque en los Premios de la Academia fue tan sólo nominada como mejor película, mejor director y mejor guión, y en los Globos de Oro se quedó en la candidatura a la mejor película, mejor director, mejor actor (Henry Fonda) y mejor actor de reparto (Lee J. Cobb), Henry Fonda fue distinguido con el Diploma al Mérito en los premios finlandeses conocidos como Jussi Awards y la película obtuvo en los británicos Premios Bafta el galardón al mejor actor (Henry Fonda), siendo también nominada como mejor película.
 

A Fonda no le gustaba verse a sí mismo en pantalla con lo que, al darse por finalizado el rodaje, no se quedó en la sala de proyección a visionar la película en su totalidad. Pero antes de salir de la sala, se acercó a Sidney Lumet y le dijo en voz baja: “Sidney, es magnífica”.

Sólo trato de exponer una duda razonable
(JURADO Nº8, un extraordinario Henry Fonda)

sábado, 16 de abril de 2011

SIDNEY LUMET

Mientras que el objetivo de todas las películas es el entretenimiento, el tipo de films en los que yo creo van un paso más allá, obligan al espectador a examinar una faceta y otra de su propia conciencia. Esto estimula el pensamiento y permite que los juicios mentales florezcan


El pasado 9 de Abril la historia del cine volvía a recibir un duro golpe. Sidney Lumet, uno de sus más impecables directores, nos dejaba a los 86 años de edad.

Nacido en Philadelphia (Pennsylvania) el 25 de Junio de 1924, pronto se trasladó con su familia a Nueva York, ciudad muy ligada con el tiempo a su propio cine.

Su diversidad, sus numerosos barrios étnicos, sus artes y sus crímenes, su sofisticación y su corrupción, su belleza y su fealdad

Hijo del actor Baruch Lumet, Sidney se crió en un ambiente artístico, acompañando ya a los cuatro años de edad a su padre al Teatro Yddish de Nueva York.

 

Tras quince años como actor teatral, comenzó en 1951 una fructífera carrera televisiva como director en una decena de series, entre las que se encontraban “Danger”, “You are there” o “The Alcoa Hour”.

Y en 1957 debutaba en la gran pantalla, magistralmente, con “Doce hombres sin piedad”.
 

Una impecable dirección de Sidney Lumet, un magnífico guión de Reginald Rose, una perfecta fotografía de Boris Kaufman y un inmejorable reparto de auténtico lujo, han convertido a “Doce hombres sin piedad” en lo que hoy es, un gran clásico del cine por derecho propio.

Lumet dedicó un amplia parte de su filmografía a la adaptación de autores literarios como Anton Chejov, Tennessee Williams, Arthur Miller, Eugéne O’Neil, Peter Shaffer o Ira levin.
 

Piel de serpiente” era la adaptación al cine de una obra teatral de Tennessee Williams a través de un guión escrito por el propio autor. Marlon Brando, Ana Magnani y Joanne Woodward encabezaban un reparto perfecto.


Larga jornada hacia la noche” adaptaba a su vez la pieza teatral de Eugene O’Neil. Katharine Hepburn, Ralph Richardson y Jason Robards redondeaban también un inmejorable reparto.


Sidney Lumet también adaptó para la gran pantalla a la escritora británica Agatha Christie. El título elegido fue “Asesinato en el Orient Express” y por la película desfilaron grandes nombres como Albert Finney, Lauren Bacall, Ingrid Bergman, Sean Connery, John Gielgud, Vanessa Redgrave, Anthony Perkins… Otro magnífico reparto.


Pero también supo adentrarse con maestría en la Segunda Guerra Mundial dejándonos esa joya del cine llamada “La colina”, defensa en toda regla de la dignidad humana dentro de la disciplina militar.
 

Su experiencia en el mundo televisivo quedó más que demostrada en “Network, un mundo implacable”, análisis del poder de la televisión que retrata su competitivo mundo. Peter Finch, William Holden, Faye Dunaway, Robert Duvall… Una vez más un reparto a tener muy en cuenta.

"Si tú rezabas por hacer un personaje, Sidney ejercía de sacerdote que escuchaba tus plegarias, que te ayudaba a que se hicieran realidad
(Al Pacino)


De la mano de un inmejorable Al Pacino, nos regaló también magníficos títulos como “Tarde de perros” o “Serpico”.


Y “Veredicto final”, a través de un soberbio Paul Newman. Tras un ensayo, Lumet le comentó a Newman que se le estaba escapando un aspecto de la personalidad de Frank Galvin, su personaje. Newman se quedó pensativo. Al día siguiente, tras escarbar en su lado oscuro, de su interpretación salieron chispas.

Otros títulos en la filmografía de Sidney Lumet fueron “El prestamista”, “Punto límite”, “La ofensa”, “La trampa de la muerte”, “A la mañana siguiente”, “Un lugar en ninguna parte”, “Gloria”…
 

Y su último trabajo, “Antes que el diablo sepa que has muerto”, de la que el Washington Post dijo: “Además de ser digna de estudio por sus grandes actuaciones, es digna de estudio por su gran dirección”.

Sidney Lumet dirigió un total de 72 títulos entre el cine y la televisión. Su cine, siempre de corte clásico, abordaba con ojo crítico la sociedad, centrándose en la psicología de los personajes y, siempre, siempre, a través de una impecable dirección de actores.
 

Una larguísima lista de premios y nominaciones jalonaron su carrera, que sería insuficientemente reconocida en Hollywood con un Oscar Honorífico a toda su carrera en 2005.

Fue nominado, eso sí, como director a los Premios de la Academia en cuatro ocasiones: “Doce hombres sin piedad”, “Tarde de perros”, “Network” y “Veredicto final”. Y obtuvo el Globo de Oro al mejor director por “Network” y el Oso de Oro en el Festival de Berlin por “Doce hombres sin piedad”.
 

Gracias, Sidney, por darle prioridad en tus películas a lo realmente importante. A la historia, a las relaciones humanas, a la transmisión de un mensaje y a su posterior reflexión.

Y gracias por ser un impecable director de actores. Un gran director de cine.

Hay muy buenas historias que contar relacionadas con el lado oscuro del ser humano. Y si creas razones que justifiquen las decisiones de los personajes te sale una buena película
(SIDNEY LUMET)