lunes, 29 de marzo de 2010

La simpatía televisiva de Robert Culp

Robert Culp, entrañable actor de la pequeña pantalla, nos decía tristemente adiós el pasado Miércoles.


Muchos de nosotros conocimos a Robert en 1984 como Bill Maxwell, simpático agente del FBI en “El gran héroe americano”, serie estadounidense estrenada allí en 1981 y coprotagonizada por William Katt y Connie Selleca.


Pero Culp ya era entonces un rostro conocido en nuestro país gracias a “Yo, espía” (1965), otra exitosa serie de televisión donde compartía cartel con Bill Cosby.


Robert fue nominado como mejor actor por esta serie al Globo de Oro. Por este papel fue además tres veces candidato a los Premios Emmy, y en una cuarta como guionista. Porque Culp también escribió los guiones de varios de los episodios de esta serie, y de otras como “El gran héroe americano” o “El hombre del rifle”.


Nacido el 16 Agosto de 1930 en Oakland (California), Robert Martin Culp llegó a Hollywood a final de la década de los 50, tras cursar estudios dramáticos en la universidad.


Rostro asiduo de la pequeña pantalla en un gran número de series, entre las que se encuentran “El hombre del rifle”, “Bonanza”, “El virginiano”, “El Superagente 86”, “Alfred Hitchcock presenta”, “Vacaciones en el mar”, “Hotel”, “Se ha escrito un crimen”, “Autopista hacia el cielo” o “Las chicas de oro”, Robert también trabajó en infinidad de películas para la televisión.


Y en la gran pantalla compartió cartel con Jane Fonda en “Un Domingo en Nueva York”, con Natalie Wood y Elliot Gould en “Bob, Carol, Ted y Alice”, con Ernest Borgnine, Jack Elam y Raquel Welch en “Hannie Caulder”, con Timothy Hutton en “Turk 182” y con Denzel Washington y Julia Roberts en “El informe pelícano”.


Culp destacó en los últimos años con su presencia, como Warren, en la serie televisiva “Todo el mundo quiere a Raymond”, y con su voz en la serie de animación “Robot Chicken”, donde incluso aparecía en un episodio como Bill Maxwell, su personaje en “El gran héroe americano”.


A raíz de su exitosa serie “Yo, espía”, Robert Culp y Bill Cosby entablaron una estrecha y duradera amistad. El personaje de Culp en la serie se llamaba Kelly Robinson. El de Cosby, Alexander Scott.


Ya en la década de los 90, Robert apareció en dos ocasiones como invitado en “La hora de Bill Cosby”. En uno de los episodios su personaje tenía por nombre Scott Kelly. En el otro (titulado “My spy”) era llamado, directamente, Kelly Robinson.


Y en 1994, los dos amigos volvían a rememorar la serie a través de “I spy returns”, una película hecha especialmente para la televisión.

Actor de gran altura física (1,88 metros) y gran inteligencia y brillantez verbal, Robert Culp forma ya parte, por derecho propio, de la historia del cine y la televisión americana.


Gracias, Robert, por tu simpatía y por tu buen hacer. Y hasta siempre, querido Bill Maxwell.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Magnífico McQueen

Nacido en Indiana el 24 de Marzo de 1930, Terence Steven McQueen se unió a los 17 años al Cuerpo de Infantería de la Marina trabajando como conductor de tanques y como mecánico, probablemente estimulando así su interés permanente en los vehículos, especialmente en las motocicletas y los coches de carreras.


Recibió en esa misma época una distinción por rescatar a cinco infantes de marina en un accidente de entrenamiento, y aprovechó más adelante sus beneficios militares para estudiar en el Actor's Studio de Nueva York.


En 1955, él y Martin Landau fueron los dos únicos actores a los que Lee Strasberg aceptó tras una prueba general a dos mil candidatos. Al encontrarse con Landau, McQueen le comentó que ya se conocían.

Cuando Landau quiso saber de dónde, Steve le contó que le vio en la parte posterior de la motocicleta de James Dean cuando en una ocasión Dean la llevó a reparar a un garaje de Nueva York. El mecánico de motocicletas de dicho garaje no era otro que McQueen.


Steve consiguió su primer papel importante en “Cuando hierve la sangre” (1959), personaje que originalmente iba a ser interpretado por Sammy Davis Jr. Pero una discusión entre éste y Frank Sinatra, protagonista de la película, provocó que Davis fuera sustituído por Steve.

En 1963, McQueen abandonó brevemente el rodaje de “La gran evasión” por considerar que su papel no era lo suficientemente extenso.


Afortunadamente para la historia del cine, dos de sus compañeros de reparto, James Garner (al que le unió siempre una estrecha amistad) y James Coburn, le convencieron para que volviera.


El capitán Hilts al que da magistralmente vida Steve en esta maravillosa película es hoy su más conocido y exitoso personaje, merecidamente recompensado en el Festival de Cine de Moscú con un galardón al mejor actor.

En 1976 Steve apareció, como un motociclista más, con casco y sin acreditar, en la película “Dixie Dynamite”. Se cuenta que se convocó a los motociclistas de la zona para participar en esta aventura de bajo presupuesto y entre los que se presentaron estaba McQueen. Con sobrepeso y una poblada barba, el actor pasó desapercibido hasta que el ayudante de producción vio su nombre en la lista de los presentados.

En la película, según parece, se reconoce su estilo de conducción (de pie sobre los pedales, inclinado hacia delante y la cabeza sobre el manillar).


"El estrellato equivale a éxito económico y el éxito económico equivale a seguridad

En ese mismo año le propusieron el personaje que hizo Kevin Costner dieciséis años después en el “El guardaespaldas”, pero el proyecto se quedó tan sólo en eso. Curiosamente, McQueen es el actor favorito de Costner y su principal influencia como intérprete.

Formado con el cinturón negro Pat E. Johnson en Tang Soo Do (arte marcial tradicional de Corea, enfocado hacia la disciplina y la práctica de defensa propia), Steve fue también entrenado en Jeet Kune Do por Bruce Lee.


En 1979 le fue otorgada la licencia de piloto privado de la FAA (Federal Aviation Administration), aprendiendo a volar en un biplano Stearman, que había comprado para ese fin, con la misma destreza, según cuentan, con la que manejaba los coches de carreras.


En 1982, tras la muerte del actor, el biplano fue vendido en pública subasta junto con su gran colección de vehículos.

Un actor es una marioneta manipulada por una docena de otras personas. El automovilismo tiene dignidad. Pero necesita la misma concentración absoluta

A lo largo de su extensa carrera, Steve fue considerado para protagonizar títulos como “El gran Gatsby”, “Alguien voló sobre el nido del cuco”, “Encuentros en la Tercera Fase”, “Harry el sucio”, “French Connection” o “Superman”. Películas en las que, por un motivo u otro, él no se vio apropiado, pero que encumbraron a todos y cada uno de los actores que las llevaron finalmente a la pantalla.


También hubo personajes a los que optó McQueen que se le escaparon de las manos en el último momento. Como el protagonista de “Marcado por el odio”, que finalmente protagonizó Paul Newman, relegando a Steve a un pequeño papel en la película. O el protagonista de “Desayuno con diamantes”, papel que fue a parar finalmente a George Peppard y que Steve no pudo llevar a cabo por su contrato con la serie televisiva "Wanted: Dead or Alive" (1958).


O el de Sundance en “Dos hombres y un destino”, al que tuvo que renunciar por un problema con su agente. O el del Coronel Kurtz en “Apocalypse Now”, que recayó finalmente en Marlon Brando.


Gran olvidado en los Premios de la Academia (tan sólo fue nominado a un Oscar por “El Yang-Tsé en llamas”), McQueen fue mejor reconocido en los Globos de Oro, consiguiendo una nominación por su gran papel en “Papillon” y obteniendo en 1967 y 1970 el Henrietta Award como actor favorito del año.


Hay algo en mis ojos de perro lanudo que hace que la gente piense que soy bueno

Hace muchos años ya que Steve llegó a este mundo con una motocicleta debajo del brazo. Y que se nos fue, demasiado pronto, con tan sólo 50 años de edad, y a la vertiginosa velocidad de un coche de carreras.


Pero nos ha dejado personajes como Hilts, Papillon, Vin, Cincinnati Kid, Thomas Crown, Bullit, Michael Delaney, Tom Horn, Junior Bonner… Y películas hoy ya clásicas como “La gran evasión”, “Papillon”, “Los siete magníficos”, “El rey del juego”, “Bullit”, “El coloso en llamas”, “Las 24 horas de Le Mans"... Y su maravillosa sonrisa.


Motivos más que suficientes para que permanezca en nuestro recuerdo. Y, por supuesto, a toda pantalla.

Gracias de corazón, magnífico Steve.


No estoy seguro de si soy un actor que corre o un corredor que actúa
(Steve McQueen)

viernes, 19 de marzo de 2010

Peter Graves

El pasado Domingo nos dejaba, a los 83 años de edad, el actor Peter Graves.


Rostro conocido principalmente a través de James Phelps, su personaje en “Misión Imposible”, exitosa serie televisiva de mediados de los años 60, Graves ya era una cara familiar de la pequeña pantalla en los 50 por otra popular serie, “Furia”.

Su aparición en “La hora de Alfred Hitchcock”, “El virginiano”, “Los invasores”, “Se ha escrito un crimen”, “Vacaciones en el mar” o “Las chicas de oro”, afianzaron esta popularidad.


Nacido el 18 de Marzo de 1926 en Minneapolis, Minnesota, Peter Duesler Aurness sobresalió en su juventud como saxofonista y como locutor de una radio local de Minneapolis.


Hermano menor del también actor James Arness (el famoso Zebulon Macahan de “La conquista del Oeste”), le llegó a dirigir en un episodio de “La ley del revólver”, serie de éxito que por aquel entonces protagonizaba Arness.

Sin embargo, el reconocimiento televisivo de Peter Graves venía ya avalado por una carrera cinematográfica de estimable consideración.


La relación de Graves con la gran pantalla estuvo ligada a importantes nombres de la cinematografía. Peter debutó en 1942 con “Winning your wings”, un corto bélico firmado por John Huston donde el joven actor compartía cartel con James Stewart.


En 1953, Billy Wilder le otorgó un más que notable papel junto a William Holden en “Traidor en el infierno”. Y dos años más tarde, interpretando al legendario Morgan Earp y siendo dirigido por Jacques Tourneur, el actor trabajó junto a Lloyd Bridges en “Wichita”. Ese mismo año, a las órdenes de Charles Laughton, formó parte de “La noche del cazador”, y en 1956 Roger Corman contó con él para su película “Conquistaron el mundo”.


Tras una dedicación más exclusiva al mundo de la televisión, en 1980 su agente le sorprendía, en el más literal sentido de la palabra, con el guión de “Aterriza como puedas”.


A punto estuvo Graves de no aceptarlo, pero valió una reunión con los guionistas Jerry y David Zucker para convencerle incluso de interpretar también al Comandante Clarence Oveur en “Aterriza como puedas II”.

Peter Graves obtuvo el Globo de Oro al mejor actor por “Misión Imposible” en 1971 (fue candidato en dos ocasiones más), serie por la que también fue nominado a los Emmy. En 1997 sí obtuvo un Premio Emmy como co-presentador de “Judy Garland: Beyond the Rainbow”.


Gracias, Peter, por tu carrera y por tu genuino comandante de “Aterriza como puedas”. Y saluda de mi parte a Lloyd Bridges y a Robert Stack quienes, afortunadamente, también aceptaron como tú este disparatado guión.

viernes, 12 de marzo de 2010

El hombre que pudo ser Caine

En 2007, Michael Caine y Jude Law coincidieron en la gran pantalla en “Juego macabro” (“Sleuth”).


Kenneth Branagh firmaba este remake de “La huella” (“Sleuth”), magnífico título dirigido en 1972 por Joseph Leo Mankiewicz, basado a su vez en la obra de teatro de Anthony Shaffer, que nos contaba una ingeniosa trama a través de dos excelentes actores, Laurence Olivier y Michael Caine, en uno de los más grandes duelos interpretativos de la historia del cine.

Aunque ya habían coincidido en 1969 en el extenso reparto de “La batalla de Inglaterra”, Olivier y Caine tuvieron en “La huella” su primer encuentro como actores frente a frente. Michael le preguntó a Laurence cómo debía dirigirse a él. Olivier le dijo que podía llamarle Lord Olivier la primera vez, y que luego ya le llamara simplemente Larry.


Cuando dijeron que querían hacer un remake de “La huella”, lo primero que pensé fue: “¿Por qué hacer un remake de esta película?”. No me gustan los remakes. Denotan falta de imaginación. Pero una vez que leí el guión de “Juego macabro”, me di cuenta de que en realidad no era un remake. Era una nueva película con marca de fábrica
(Michael Caine)

En “La huella”, el reparto se componía tan sólo de dos actores. En “Juego macabro” hace un cameo Harold Pinter, que además firma el guión.

Kenneth Branagh, Jude Law, Michael Caine y Harold Pinter

Dramaturgo, guionista, poeta, actor, director y activista político británico, Harold Pinter escribió para el teatro, la televisión, la radio y el cine. Premio Nobel de Literatura en 2005, nos dejaba el 24 de Diciembre de 2008.

Interpreté la primera obra de teatro de Harold Pinter, "The Room". Harold era un actor llamado David Baron. Él decía: “Yo seré escritor”. Y yo decía: “Oh, sí, será maravilloso” Y él: “Pero no quiero mezclarlo con mi carrera de actor. Escribiré con mi nombre real” Y yo le pregunté: “¿Cuál es tu nombre real, David?” Y él me dijo: "Harold Pinter".
(Michael Caine)

En “Juego macabro”, Michael Caine interpreta a Andrew Wyke (rol que llevó impecablemente a cabo Olivier en la versión de 1972) y Jude Law asume el papel de Milo Tindle (personaje al que dio vida magistralmente Caine en la versión original).

***

Pero no es ésta la primera vez que Jude Law interpreta un papel que antes había llevado a la pantalla Michael Caine.

En 2004, dirigido por Charles Shyer, Law rodó “Alfie”, nueva versión del film que, bajo las órdenes de Lewis Gilbert, inmortalizó Caine en 1966.


A pesar de haber dado vida a este mismo personaje en Broadway, el actor Terence Stamp rechazó repetir el papel para la gran pantalla, dándole esta oportunidad a su amigo y compañero de apartamento Michael Caine , que no decepcionó en absoluto con su interpretación en “Alfie”, sin duda una de las mejores de su fructífera carrera cinematográfica.

"Nunca he salido con una mujer casada. Respeto las propiedades ajenas… Para ser una estrella de cine, tienes que triunfar con una película. Y triunfar con una película donde interpretas el personaje del título de la misma, es un ejemplo supremo. La tercera cosa, para un actor inglés, es hacerlo en América. La cuarta es ser nominado para un premio. Esta película me otorgó estas cuatro cosas"
(Michael Caine)


Maurice Joseph Micklewhite nació el 14 Marzo de 1933 en Rotherhithe, Londres. Se movió frecuentemente en el mundo del teatro antes de pasar a la gran pantalla. Eligió Michael como nombre artístico y adoptó el apellido de Caine por la película “El motín del Caine” (1954), cuyo protagonista, Humphrey Bogart, es su actor favorito.


David Jude Law nació en Lewisham, Londres, el 29 de Diciembre de 1972 (curiosamente el mismo año en el que Olivier y Caine rodaron “La huella”). Su segundo nombre se lo debe a la canción “Hey Jude” de los Beatles. En 1992 comenzó su carrera teatral con un gran número de obras a través de todo Londres, siendo incluso nominado para el Laurence Olivier Award.


Yo no soy, a priori, muy amiga de los remakes, y menos de películas de calidad y éxito. Pero coincido con Michael Caine en la idea de aceptar un remake como nueva película siempre y cuando te ofrezca algo distinto.

Aún no he visto las nuevas versiones de “Alfie” y “La huella”. Las originales están en mi lista de películas favoritas. Y a Michael Caine, protagonista de los dos films originales, le tengo como uno de mis actores predilectos, considerando estas dos interpretaciones, junto a la de “El hombre que pudo reinar”, como sus mayores creaciones en pantalla.


Sin embargo, también considero a Jude Law como un actor más que correcto. Que, al igual que Caine, me transmite buenas vibraciones. Y si algún intérprete tiene que encarnar el mismo papel que Michael, creo que Jude Law está perfectamente dotado para ello. No tengo, pues, ningún problema en visionar estos dos remakes como si fueran nuevas películas.

Porque sé, además, que al ver las nuevas versiones mi opinión sobre las dos cintas originales será exactamente la misma que la que tengo ahora.


Es lo que tienen las obras maestras del cine. Que son absolutamente maestras.

lunes, 1 de marzo de 2010

Rafael de Penagos, más que una gran voz

El pasado 25 de Febrero nos decía tristemente adiós la genuina voz del señor Roper en “Un hombre en casa”, la de Huggy Bear en “Starsky y Hutch”, la del abuelo en “La familia Monster” y la del Conde Draco en “Ábrete, Sésamo”.


Voz que se nos hizo ya familiar en otras tantas series como “Poldark”, “Twin Peaks”, “Luz de luna”, “Mac Gyver”, “Hombre rico, hombre pobre”, “Espacio 1999”, “Falcon Crest”, “Colombo”, “Mac Millan y esposa”, “La ley de Los Ángeles”, “El increíble Hulk”, “Con ocho basta”, “El coche fantástico”, “Urgencias”, “Mc Cloud”, “El Equipo A”, “Yo, Claudio”…

En el mundo animado televisivo también reconocimos esta personalísima voz en personajes como Dix (“La vuelta al mundo de Willy Fog”), Richelieu (“D’Artacan y los tres mosqueperros”) o Miguel de Cervantes / Narrador en “Don Quijote de la Mancha”. Y en papeles episódicos de “Marco”, “Lucky Luke” o “Los Simpson”.


Pero no sólo disfrutamos de esta voz en la pequeña pantalla. Habitual de actores como Stan Laurel, Van Johnson, Robert Montgomery o Donald Pleasence, esta misma voz nos narró maravillosamente “Los Jueves, milagro”.

Y también nos deleitó a través de Claude Rains en “Casablanca”, de Peter Sellers en “El quinteto de la muerte”, de Harry Carey Jr. en “Centauros del desierto”, de Groucho Marx en “Amor en conserva” o de Roddy McDowall en “Cleopatra”.


Y a través de Renato Salvatori en “Rufufú”, de Ned Beatty en “Todos los hombres del Presidente”, de James Coburn en “El gran halcón”, de Terence Hill en “Tú perdonas, yo no”, de Alfredo Landa en “El verdugo” o de Alfredo Mayo en “55 días en Pekín”.

Fue la divertida voz de Ed Wynn (el hado padrino) en “El Ceniciento”, y la de Frank Sinatra en “Levando anclas”, la de Clifton Webb en “Niñera moderna” y la de Rod Taylor en “Gigante”.


También a través de Disney reconocimos esta voz en Grimsby, de “La sirenita”, o en el emperador de “Mulan”. Y en el personaje de Preston Whitmore en "Atlantis".

Rafael de Penagos, dueño de esta maravillosa voz, nació en Madrid en 1924. Hijo del dibujante Rafael de Penagos, inició su dedicación al doblaje durante los años 40 en Barcelona. Tras vivir un tiempo en Chile, hizo amistad en Argentina con Rafael Alberti y en Puerto Rico con Juan Ramón Jiménez.


En 1955 se instaló en Madrid y se reincorporó al mundo del doblaje, dedicación que compaginó con la poesía. En 1953 escribió “Sonetos del buen amor” y entre 1962 y 1963 otros dos libros de poemas. En 1964 obtuvo el Premio Nacional de Literatura con su obra “Como pasa el viento”.

Amigo también de Pablo Neruda y Jorge Luis Borges, Rafael de Penagos tiene quince libros publicados. Entre sus obras, “Cartas a León Felipe”, “Orilla del recuerdo”, “Memoria de doce escritores”, “Retratos testimoniales”, “Nueve siluetas” o “Poemas a Consuelo”.

Como actor, intervino en “Una chica de opereta”, “Abel Sánchez”, “Don Erre que erre”, “El crack II”, “Tiovivo c. 1950” y en las series “Turno de oficio” e “Historias del otro lado”.

Y también prestó su voz a documentales como “Voces en imágenes”, “Música en la Córdoba medieval”, “Palmo a palmo”, “Reportaje a Unamuno”, “Arte de América y España”, “La paleta de Velázquez”…

Director de doblaje de “El pecador y la bruja”, “La primera aventura”, “Los caballeros del Botón de Ancla” y “Calé”, Rafael fue  nombrado socio de honor de la Asociación de Actores de doblaje de Madrid.


Gracias, Rafael, por hacer de tu profesión un arte.

La pasión por la literatura se ha complementado
muy bien con el doblaje
(Rafael de Penagos)